Khëldorm's Chronicles {Élite-Confirmación}{Botón}

En la conocida Era de las Sombras, surgió una orden secreta formada por archimagos de diferentes razas denominada Orden de Khyriel –nombre que tomaron para honrar a la diosa de la oscuridad-. Al frente de ellos se encontraba Emyrkhal, rey de Ellonden y más conocido como el Rey Sombra. Con la intención de extender su domino por todas las tierras de Khëldorm, la Orden  de Khyriel invocó el Uhye que extendió su manto de oscuridad perpetua por todas las tierras.

Moviéndose entre la oscuridad, y antes de que ningún reino supiese lo que ocurría, lograron hacer caer al reino de Ereriand. Algunos elfos se unieron a Emyrkhal convirtiéndose así en Elfos Oscuros, otros simplemente se negaron y fueron reducidos por la fuerza bruta. La Orden de Khyriel fue en aumento, los Dioses comenzaron a discutir entre ellos como nunca antes lo habían hecho y Athas, dios de la luz,  decidió formar a la resistencia. Rhikass, reina de Avar fue escogida para formar a los Paladines de Athas. Ambos dioses otorgaron a sus representantes en el mundo la vida eterna, ambos ansiaban que su bando ganase la guerra. Así comenzó la Guerra de las Invocaciones.

Tras doscientos años de guerra, los seguidores de Khyriel invocaron a los Fénix de la Noche para derrocar por fin a Rhikass y a sus caballeros. La guerra estaba perdida para la luz. No había posibilidad de derrotar a los Fénix de la Noche, las criaturas más grandes que jamás habían pisado Khëldorm, pero sí podían acabar con el archimago que los invocó, si el Gran Nigromante moría, las criaturas darían por terminado su servicio en el mundo. Durante la Batalla de los Pantanos del Nigromante, el joven Aldfrin, un simple mago, consiguió invocar al Dragón de Asshjak. Una de las criaturas más magníficas que existen, formada por los espíritus de los dragones que fallecen, pero ni una criatura tan poderosa como esa podía exterminar a los Fénix por tanto se centró en el Nigromante y atravesándole se dio por finalizada la batalla.

Tras la Batalla de los Pantanos del Nigromante, se obligó a Emyrkhal a firmar el Tratado de la Luz Eterna con el que se restablecía la paz de nuevo. Se restablecieron los antiguos límites de los reinos y se disolvió la Orden de Khyriel. Con ayuda del Dios Athas se le devolvió al mundo la luz terminando así la noche eterna del Uhye, y se les arrebató a Rhikass y a Emyrkhal la vida eterna.

Trescientos años han pasado desde que se dio por finalizada la Guerra de las Invocaciones, el tratado de paz firmado al final de la Era de las Sombras ha sido respetado por todas y cada una de las regiones. Pocos son los que guardan en su memoria un recuerdo de la época pasada, la época en la que las tinieblas se apoderaron del mundo. La actividad normal regresó sin hacerse de rogar, las ciudades que fueron destruidas recobraron el esplendor de antaño con el esfuerzo de sus ciudadanos.

Los Paladines de Athas velan por la seguridad del mundo,  se vigila de cerca a archimagos y criaturas oscuras para evitar asociaciones. Pero sus ojos no pueden estar en todos los rincones del mundo, muchas criaturas son las que están en desacuerdo con el orden actual, se sienten oprimidas. En el lugar más alejado de Khëldorm comienzan a formarse nuevas sombras, otra vez es en el reino de Ellonden donde surge el mal. Nadie sabe quién es el líder, nadie sabe cómo se están organizando pero lo cierto es que a diferentes lugares del mundo llegan misivas ofreciendo un puesto para la revolución.

Muchos rumores llegan a los oídos de los khëldormianos, pero solo ellos deciden si hacerles caso… Hagan lo que hagan, todas las razas se verán involucradas, nadie quedará al margen de esta nueva guerra que se cierne sobre Khëldorm. Ahora solo queda decidir de qué lado estás tú.